jueves, 15 de marzo de 2012

TRATAMIENTO OSTEOPÁTICO DEL CÓLICO DEL LACTANTE

Muchos padres se desesperan ante el angustioso llanto de sus bebés cuando sufren lo que se denomina "cólico del lactante", trastorno que afecta a un porcentaje importante de ellos durante los 3-4 primeros meses de vida porque la única recomendación médica es "armarse de paciencia". Y, sin embargo, puede prevenirse en buena medida y además existe un método terapéutico manual muy poco conocido que resuelve o alivia el problema en apenas 90 minutos.

 Cuando un bebé llora es porque algo no va bien. Así, puede tener sed o hambre, sentir excesivo frío o calor, haber exceso de luz, encontrar incómoda la cuna o la ropa (que puede producirle alergia al igual que el chupete), haberse orinado o defecado, no conseguir conciliar el sueño, tener gases, padecer molestias estomacales o intestinales, sufrir de los oídos, padecer dolores, tener fiebre por alguna infección bacteriana, vírica o fúngica... o, incluso, sufrir cualquier otra dolencia. Por tanto hay que indagar siempre la causa ya que sólo conociéndola puede uno afrontar el "mal-estar" del bebé y plantearse soluciones. Pues bien, cuando éste llora casi a diario de forma inconsolable y sin motivo aparente durante más de 3 horas -especialmente al final de la tarde y durante la madrugada-, encoge las piernas pegándolas al pecho y se aprecia enrojecimiento de la piel y rigidez abdominal normalmente nos encontramos ante lo que ha dado en denominarse cólico del lactante, trastorno que actualmente afecta a 3 o 4 de cada 10 bebés entre los 15 días y 4 meses de vida.
La actuación de la pediatría en estos casos consiste en decirles a los padres que es un cuadro de evolución benigna que desaparece espontáneamente igual que apareció  y que sólo hay que tener "paciencia".  La osteopatía tiene terapias especificas para el cólico del lactacte y en la Clínica Cocera las utilizamos con éxito desde hace años.

 
TRATAMIENTO OSTEOPÁTICO DEL CÓLICO DEL LACTANTE

En la Clínica Cocera trabajamos la Osteopatía en sus tres niveles -estructural, visceral y sacrocraneal y pensamos que cualquier problema que limite la calidad de vida se puede mejorar con ella.
En el caso del Cólico del Lactante aplicamos nuestros conocimientos de osteopatía visceral. 
El método consiste en elastificar mediante un movimiento cuidadoso de los dedos el paquete visceral del bebé, desde el esfínter esofágico inferior de la entrada del estómago hasta el recto. Lo normal es que al tercer día de tratamiento el bebé ya no presente ningún síntoma y no se vuelvan a repetir.
La técnica se realiza manualmente y con mucha suavidad, relajando y elastificando el intestino así como su sistema fascial, es decir, el contenido y el contenedor. Partimos de la base de que en el bebé se da una inmadurez del aparato digestivo y por eso incidimos en sus estructuras. Tratamos de elastificar la zona de los intestinos para eliminar las tensiones y mejorar el tránsito intestinal. El movimiento de nuestras manos relaja la musculatura lisa del intestino, formada por una capa circular profunda y una capa longitudinal superficial. Este músculo, vigoroso y tónico, se encuentra en el origen de los movimientos peristálticos del intestino. Con los dedos vamos "escuchando" y esperando la respuesta del cuerpo, trabajando de la zona más superficial a la más profunda, penetrando por capas a medida que el propio cuerpo nos deja. 
En la primera sesión intentamos elastificar la zona más externa y en la segunda, cuando ya observamos que la zona intestinal del bebé ha mejorado, trabajamos sobre la zona más profunda. En todo caso esta técnica sólo se puede realizar con éxito si el bebé está relajado. Es decir, que la presión que ejercemos no es en absoluto molesta. De lo que se trata es de que el bebé esté cómodo porque eso es clave para que el resultado sea positivo.
 El tratamiento no es doloroso, incluso algunos bebés se quedan dormidos durante la sesión. Normalmente están relajados y a gusto y no podemos trabajar bien si el bebé está llorando o intranquilo. 

En los primeros meses de vida hay dos actividades básicas que influyen en el desarrollo y bienestar de todo bebé: comer y dormir. Y las dos mejoran cuando desaparecen los cólicos. Cuando el bebé deja de llorar desesperadamente mejora la calidad de su sueño y la calidad de sus tomas, con este método se resuelven los cólicos y, por tanto, los efectos positivos para ambas actividades son inmediatos. Por ejemplo, la terapia mejora todas las funciones relacionadas tanto con la alimentación del bebé -que realiza tomas más correctas y mantiene mejor el tiempo entre ellas- como con la asimilación de los nutrientes y la eliminación de gases y heces. Además se observa mayor facilidad para el eructo y, como efecto secundario, se consigue un aumento en su bienestar general al mejorar el tiempo y la calidad de sueño y de descanso. 


ALGUNAS RECOMENDACIONES PARA LOS PADRES


Se le llama cólico porque se parece mucho a lo que le sucede al adulto que sufre un cólico por lo que debemos indagar si existe algún problema con la alimentación o con el aparato digestivo. Por tanto, cuando un bebé sufre este tipo de dolor los padres deben averiguar si es intolerante o alérgico a algo de lo que ingiere. Y tratándose de un bebé las posibilidades disminuyen mucho: suele tratarse del agua o de la leche. Si la causa está en el agua la solución es sencilla. Otra cosa es que se deba a la leche como generalmente suele ocurrir. En ese caso hay que valorar si el bebé está siendo amamantado por la madre o si ingiere leche preparada de animal (normalmente de vaca). Hay un alto porcentaje de la población mundial que no tolera la leche animal, especialmente a causa de la lactosa. Además para saber si ese es el motivo sólo hay que dejar de dársela al bebé y observar si mejora, esto ocurre en el 90% de las ocasiones. Para corroborarlo basta agregar que el "cólico del lactante" se produce en la inmensa mayoría de los casos cuando el bebé es alimentado con leche animal en lugar de con leche materna.
¿Y entonces por qué a veces lo sufren bebés que sí son amamantados por la madre? Pues porque ellas sí suelen beber leche y/o productos lácteos o alimentos que producen habitualmente alergias -como algunos frutos secos, los huevos o el marisco- además de productos tóxicos como el tabaco, el café, el alcohol, las grasas saturadas o alimentos llenos de aditivos de todo tipo- y al estar contaminadas pasan esas proteínas y/o toxinas a sus bebés a través de la leche de sus pechos. Aunque el número de casos que se da entre bebés amamantados por sus madres es muy pequeño. Es más corriente, en cambio, entre quienes complementan la alimentación materna con la leche animal porque no producen la suficiente.
No olvidemos además que los niños que han sido amamantados por la madre gozan al crecer de un sistema inmunitario mucho más eficaz. Y no sólo eso: la leche materna es esencial para el buen desarrollo psicomotriz y neurológico. Así lo demostró el profesor B. Koletzko -de la Universidad Ludwid Maximilian de Munich- en el año 2000. Tras un amplio estudio constató que niños alimentados con leche materna presentaban a los ocho años un coeficiente intelectual superior en 10 puntos a los alimentados con leches de sustitución. Según explicó, una de las causas está en los ácidos grasos presentes en la leche materna pues participan en la edificación de los nervios y del cerebro, es decir, en la transmisión de la información y en el desarrollo cerebral. Algo muy importante sobre todo en el caso de los bebés prematuros ya que al estar éstos menos tiempo en el útero de la madre reciben menor cantidad de ácidos grasos.
Y también tienen menos riesgo de sufrir diarreas que los que consumen leches de sustitución. Y si bien ese hecho se conoce desde hace tiempo la razón la descubrió un grupo de científicos del Instituto Nacional de Investigación Agrónoma de Francia coordinado por Marie-Christine Moreau y está en el papel que juegan las bifidobacterias presentes en el tubo digestivo de los bebés que han sido amamantados ya que aumentan significativamente la respuesta del sistema inmune contra los rotavirus (virus responsables de las diarreas).
Los investigadores apuntan también que la leche, cuando el bebé es intolerante a ella, puede producir quemazón en el esófago siendo lo que explicaría el llanto prolongado. En cuanto a los gases se discute aún si puede ser causa de tanto malestar como para provocar el llanto al bebé... o si éste padece el problema al tragar mucho aire al llorar pero lo cierto es que con frecuencia el llanto se reduce considerablemente cuando el niño empieza a expulsarlo en forma de ventosidades.
En cuanto a la afirmación de algunos "expertos" de que "educar" a los padres para que sepan afrontar la situación con serenidad lleva a mejorías espectaculares de los bebés, ya que los  bebés perciben la ansiedad de los padres y eso puede hacerles inseguros y llevarles a llorar con más intensidad.
Lo que sí puede ayudar al bebé es ponerle sobre el vientre una bolsa de agua caliente -no demasiado- así como masajear suavemente su abdomen.

2 comentarios:

Bebes dijo...

Buenas recomendaciones, y es una buena técnica la que practican para aliviar los cólicos que suelen sufrir los bebes

CLíNICA COCERA dijo...

Gracias, intentamos mejorar la calidad de vida de todos nuestros pacientes y ponemos mucho incapié y cariño en las terapias aplicadas a los bebés